Alejandro Carrancio (Crear) y Ariel Martínez Bordaisco (UCR) son quienes aparecen con más chances de convertirse en presidente del Concejo Deliberante. Mientras, se libera una lucha política que llega hasta La Plata.
Con el gabinete con el que arrancará su gestión el próximo 10 de diciembre ya prácticamente definido, y mientras cierra eventuales “focos de conflicto” que pueden llegar a registrarse en coincidencia con sus primeros días de gobierno -guardavidas, Operativo Sol de seguridad en las playas y demandas de las organizaciones sociales ante la cercanía de las Fiestas, un clásico de los últimos años en la ciudad-, Guillermo Montenegro también busca definiciones en el Concejo Deliberante, donde la paridad de fuerzas entre los bloques de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, con sus respectivos aliados, será total.
La búsqueda de diálogos y consensos, se admite, será clave (uno de los nexos con el deliberativo será el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti).
¿Pero quién tendrá la responsabilidad de presidir el cuerpo deliberativo, concejal que tendrá voto doble cuando se produzcan igualdades que obliguen a definir? ¿Quién será la espada mayor del oficialismo en el cuerpo deliberativo local? Aparentemente, la decisión ya está adoptada, aunque sólo la conoce el intendente electo.
Guillermo Montenegro, María Eugenia Vidal, Lucas Fiorini, Vilma Baragiola y Maxi Abad. Protagonistas, directos o indirectos, de la próxima elección del presidente del Concejo Deliberante
Vaya si será importante la elección el presidente del cuerpo deliberativo, que el tema llegó hasta La Plata, y concretamente hasta el despacho de la gobernadora María Eugenia Vidal, según pudo saber LA CAPITAL. Incluso al menos cuatro ministros y legisladores provinciales también jugaron todas sus fichas por alguno de los dos candidatos firmes para ese cargo, léase Alejandro Carrancio (Crear) y Ariel Martínez Bordaisco (UCR).
Ambos pretenden quedarse con el cargo que hoy ocupa Guillermo Sáenz Saralegui. Carrancio es el senador provincial Lucas Fiorini. Bordaisco es el diputado provincial Maxi Abad, presidente del bloque de Juntos por el Cambio en la Legislatura, cargo que mantendrá con el recambio de autoridades.
Carrancio y Bordaisco.
Amenazas y denuncias
Mientras en Mar del Plata cada uno iba contando sus porotos, llegaron hasta La Plata las presiones. “Si Carrancio no es el presidente estoy dispuesto a romper”, (entiéndase como irse del bloque de Juntos por el Cambio), hizo saber en la capital provincial el senador Lucas Fiorini, quien tiene dos años más de mandato. Fiorini se siente avalado por el ministro de Gobierno de la provincia, Joaquín De la Torre -otrora enviado a Mar del Plata para intentar enderezar la gestión del intendente Carlos Arroyo, hasta que decidió abandonar aquella misión imposible- y está convencido de que la presidencia del HCD tiene que ser para su representante, Carrancio, quien ya el año pasado estuvo cerca de llegar al sillón principal avalado por el mismo Arroyo y Mourelle, aunque finalmente no lo logró.
Carrancio también avisó en estas playas -en consonancia con Fiorini- que estaba dispuesto a sacar los pies del plato si no satisfacían su pedido. La pregunta que se reiteraba en la intimidad de Juntos por el Cambio, tanto en La Plata como en Mar del Plata era si tanto Carrancio como Fiorini, ex massistas, tienen margen como para volver a cambiar de color político. No es una cuestión menor a la hora de definir cuál es el costo colateral que deberá asumirse en la coalición gobernante ante la actitud de quien se sienta desplazado.
Abad-Martínez Bordaisco y Carrancio-Fiorini
En el otro rincón del ring se encuentran el concejal y presidente de la UCR local, Ariel Martínez Bordaisco, y su “manager”, el diputado provincial, Maxi Abad, quien viene envalentonado por el triunfo obtenido por Juntos por el Cambio en la quinta sección electoral, con la boleta por él encabezada al tiempo que estableció una relación política firme y fuerte con Montenegro y su equipo, pese a haber sido uno de los impulsores de la candidatura de Vilma Baragiola en las PASO.
No tienen dudas los radicales que por ser los socios mayoritarios de la coalición gobernante, y contar con el mayor número de concejales de la bancada -cuatro, aunque afirman que se puede contar como tropa propia a al menos dos o tres más- la presidencia del Concejo les pertenece sin más discusiones. Asimismo, en la intimidad del radicalismo del Concejo aparecen en juego otras cuestiones…
“Nos hemos comido muchas operaciones en los últimos tiempos pero se llegó al límite cuando salieron a limar a Cristina Coria. Tuvimos códigos, pero todo tiene un límite”, avisa el ex concejal radical, conocedor como pocos de las internas y “secretos” que guardan las paredes del deliberativo. Abre su libreta roja, y extrae un papel escrito a mano. “El concejal que más módulos manejó en estos últimos años en el Concejo fue Alejandro Carrancio, un socio estratégico, en muchos temas, del intendente Arroyo y de los concejales de Agrupación Atlántica. Tuvo a disposición 30 módulos (cuatro por la secretaría de bloque), que por mes representan 659.280 mangos. Eso aparte de su sueldo como concejal”, comentó. “Y ustedes los periodistas, al menos algunos, se hicieron bastante los distraídos, miraron para un solo lado”, añadió visiblemente ofuscado.
Lo cierto es que los protagonistas están en la cancha, moviendo cada uno sus influencias, su peso y sus fundamentos. Le tocará definir al intendente electo, oportunidad en la que sopesará también las hipotéticas consecuencias políticas, de cara al futuro, de su decisión. De todos modos, la partida ya estaría definida.
El apuro por los jueces de Faltas
También en el Concejo, pero con notable interés del Ejecutivo, se intentó instalar una cuestión que definitivamente ya habría naufragado. El intendente Arroyo pretendía designar a tres jueces de Faltas antes de irse, cuando lo lógico, señalan desde los bloques opositores, es que esa sea una potestad de las autoridades y los concejales que asuman el 10 de diciembre. El secretario de Gobierno, Alejandro Vicente hizo todos los esfuerzos imaginables en los últimos días como para poder llevar adelante esta iniciativa, en su caso, con un aliciente extra: uno de los Juzgados recaería en el actual secretario Legal y Técnico, Gustavo Gil de Muro, socio en su estudio jurídico. “Ale, sean prolijos al menos en la retirada. ¿No te parece que ya hicieron bastantes desastres como para querer ahora definir entre gallos y medianoche la titularidad de tres juzgados de Faltas?”, frenó al hombre que políticamente se inmoló por el intendente uno de sus correligionarios al verlo tan ocupado en el tema.
Alejandro Vicente y Gustavo Gil de Muro
La “desesperación” por sacar la designación de los futuros Jueces de Faltas llevó al “arroyismo” a ofrecer un juzgado, el número 6 (debe constituirse, incluyéndose en la oferta no sólo al juez sino al personal) al kircherismo a través de diferentes interlocutores. En el imaginario de quienes idearon el plan, las cuentas daban y los votos alcanzaban. Pero primó, al menos hasta el cierre de esta columna, la responsabilidad y la ética en los bloques de la oposición -incluso entre los radicales de Juntos por el Cambio- de freezar el tema para que sea analizado recién después del 10 de diciembre.
“Si esperamos tanto tiempo, unos días más no cambian la historia”, reflexionaba uno de los ediles opositores más firmes en la postura de rechazar el debate en coincidencia con un gobierno en retirada. De todos modos, reconoció que la situación no da para muchas más dilaciones. “Hay dos juzgados sin titulares, tras las jubilaciones de Ana María Castelao y Carmen Susana Maffioni y se va a conformar el juzgado 6, seguramente para tratar con exclusividad las fotomultas. Los jueces hoy en actividad, Mumare y López Martucci, no pueden atender toda la demanda. Acá hay que barajar y dar de nuevo”, sentenció finalmente.